domingo, 5 de junio de 2011

microempresa femenina desde una perspectiva de genero de construccion social

La estructura Neoliberal y el emprendimiento en la microempresa

En la actualidad se consideran relevantes, tres enfoque claves para el análisis de la acción de emprender: psicología del emprendimiento, escuela austriaca de emprendimiento y enfoque económico. Para efecto de la investigación, se complementaran desde distintas variables estudiadas, destacando de cada uno el argumento que se vincula a los propósitos de nuestra investigación; desde la psicología del emprendimiento rescatamos la importancia de las cualidades y características psicosociales y psicológicas de quien efectúa el emprendimiento(Herrera,2005), particularmente en la mujer chilena, profundizando en las características psicosociales como la apropiación intrínseca del rol tradicional; desde el enfoque de la escuela Austriaca, se expresa como el movimiento de información distinta que poseen las personas, derivando de este un enfoque educativo del emprendimiento, este hecho les permite visualizar oportunidades que otros no (Rojas,2004), a partir de lo anterior se devela lo trascendente del rol femenino tradicional y como incide en la participación emprendedora , vulnerando su emprender, limitándola a actividades impuestas histórica y socialmente; mediante el enfoque económico derivamos la relevancia del emprendimiento como herramienta esencial para la construcción de las naciones, “el emprendimiento se produce para la prosperidad de las naciones, y ésta se genera por la creación de nuevas empresas e innovación” ( Herrera, 2005 ) Asimismo el movimiento continuo de la creación de las nuevas firmas y la salida de la industria en declive, es un proceso que genera mejoras en la productividad y facilita la modernización de la estructura empresarial, dando lugar a incrementos en la eficiencia de la producción lo que lleva a una expansión de la frontera de posibilidades económicas (Binks y Vale, 1991) en un entender más amplio, se considera la aplicabilidad de las normas culturales o contextuales en el proceso y desarrollo del emprendimiento en la microempresa y sus características.

En base a lo anterior se observa el emprendimiento como la acción o primer motor inmóvil de una concatenación de acciones y/o movimientos que se efectúan para realizar una empresa, por ende entendemos el emprendimiento como un proceso de diversas etapas, por otro lado es alejado del emprendimiento social o cultural, es decir nos referimos a una empresa económica cuya empresarialidad es un vehículo para la innovación y el cambio; y por lo tanto, facilita los procesos de difusión de los conocimientos (Andretsch & Thurik, 2001). Según Varela (2001) el emprendimiento puede entenderse como toda acción innovadora que, a través de un sistema organizado de relaciones interpersonales y la combinación de recursos, se orienta al logro de un determinado fin, que en nuestro caso es crear valor económico.

Las características particulares del emprendimiento en Chile y Latinoamérica, se generan a partir de la cultura coercitiva que impacta en el comportamiento empresarial, así se opte por una economía capitalista o de estado benefactor, aunque el lento crecimientos de esta ultima justifica la incorporación del modelo neoliberal en gran parte del mundo; la descripción de los factores que influyen en el emprendimiento en Chile, y por consecuencia la manifestación del emprendimiento chileno como necesidad, no implica que sea la única característica presente en el proceso emprendedor, ya que dependen de una serie de factores que condicionan según el espacio y tiempo en el cual se produce y estudia el emprendimiento. Este emprendimiento es potente en aquellos países en vías de desarrollo, y se diferencia del emprendimiento de países desarrollados por carecer, mayoritariamente, de formación profesional y ser la única oportunidad de garantizar su sustento económico, además contemplan la evaluación y la búsqueda del contexto apropiado para realizar el proyecto.

Para efectos de la investigación acotamos el campo de estudio de emprendimiento a la realización de la microempresa, en chile se consideran dos criterios para definir las micro y pequeñas empresas: montos de ventas anuales (2400 UF) y un número total máximo de diez ocupados, categoría que incluye a los trabajadores por cuenta propia, “unipersonales”(Valenzuela, 2005).

Tomamos esta categoría por ser la microempresa una de las entidades económicas que se ve mayormente afectada por las dificultades que se desprenden del modelo neoliberal. Siendo este tipo de empresa el componente más numeroso de la economía Chilena, llegando a ocupar un 82,51% del total de las empresas en el año 2000 (Román, 2003); pero es el menor aporte a producto interno Bruto, sólo aportan el 4% de las ventas totales de la economía, aun cuando generan el 50% del empleo; en contraposición con las grandes empresas que corresponden al 1% y generan el 77% de las ventas totales de la economía. Es aquí donde se hace evidente la desigualdad de oportunidades que debe enfrentar la microempresa en la economía nacional, al tender a agruparlas en sectores de baja nivel de calificación, estas al tener bajo nivel de ventas totales, pierden progresivamente poder de mercado volviéndose una actividad inestable y precaria, bajando así su productividad por la inseguridad mercado.

El sector de la microempresa ha constituido en chile una alternativa de ocupación para la población económicamente activa del país, para las mujeres la microempresa es vista como una herramienta para el fortaleciendo de su independencia y una ayuda a su empoderamiento, pero en el contexto actual de la microempresa trabajan menos mujeres que hombres. Las microempresas no están en condiciones de igualdad, las brechas se observan en cuanto a ingresos, ventas, rentabilidad, disponibilidad y capital, de activos fijos, de tecnologías. Tampoco en opciones de negocio, en el acceso al crédito, mercados, a redes, en autonomía en la toma de decisiones, entre otros (Valenzuela & Venegas, 2001). La OIT (2008) señala que son las mujeres quienes tienden a emplearse en este tipo de subgrupo dentro del sector, dado las pocas barreras legales que deben sortear; pero esto, genera como consecuencia que sus remuneraciones sean bajas, que las condiciones de trabajo no sean las apropiadas, que no cuenten con sistemas de protección social y que se vean delimitadas en su crecimiento al estar restringidas a su territorialidad, es decir, a su contexto inmediato (ej. El Barrio), además el acceso al crédito debido a que sus solicitudes de financiamiento son de montos pequeños, los cuales no son rentables para las instituciones financieras; no tienen garantías para respaldar sus créditos y los ejecutivos de crédito tienden a tener prejuicios negativos acerca de sus capacidades empresariales; lo anterior significa que estas se verán mayormente expuestas a riesgos en el plano laboral. Debido a estas características la mujer se ve envuelta en una doble exclusión por lo que serán nuestro foco de estudio. Primeramente, dado el modelo neoliberal imperante se evidencia la precariedad de la microempresa; seguido de la discriminación y opresión implícita en el rol histórico impuesto a la mujer.

En relación a lo anterior CEPAL (2010), argumenta que es la misma sociedad, sea en el seno familiar como la escuela quienes naturalizan la función de la mujer, relegándola a ella como la exclusiva responsable del cuidado familiar, generando consigo que sus opciones de desarrollo microempresarial cuya meta es la obtención mayores beneficios con su ejercicio, se vea limitado. “La microempresa de mujeres son más precarias que de los hombres, lo que se asocia más a las desigualdades de género que a una menor dedicación al trabajo, porque las mujeres son exigidas de dos tipos de roles sociales: deben ser eficientes en los ámbitos privados y/o reproductivos, y en el público/productivo” (Valenzuela & Venegas, 2001). En base a lo expuesto se evidencia que la microempresa femenina en la actualidad no es fructífera debido a las dificultades que presenta en el mercado económico y la limitación por una dominación legitimada por la mujer y la sociedad, por el rol histórico.

Carga histórica femenina

Para fines de la investigación nos ubicamos en una perspectiva de género de rol histórico, es decir, aquel impuesto socialmente y que es legitimado por la mujer; el cual se muestra como una herramienta de dominación de la sociedad patriarcal tradicional, que implícitamente educa en un estereotipo por determinismo biológico, a la mujer para que realice labores sujetas a la función en la cual se categoriza al individuo, en otras palabras es una construcción de la identidad y rol que adquiere en la sociedad. Según Héritier (1996) Las categorías de género, las representaciones de la persona sexuada, el reparto de las tareas tal como las conocemos en las sociedades occidentales, no son fenómenos de valor universal generados por una naturaleza biológica común, sino construcciones culturales”, así afirmamos que las actividades “femeninas” son creadas e impuestas según contexto cultural, y no una característica natural de ellas; en la actividad económica de la microempresa, se devela esta categorización de rol, en las aperturas de mercado existentes, que se restringen a mantener y reproducir las “habilidades” del género femenino, esta especificación de rubros donde la mujer se desempeña en aquellas actividades que tienen mayores dificultades en el mercado, tales como la confección textil, elaboración y comercialización de alimentos, entre otros, genera consigo que su micro emprendimiento no sea del todo rentable y por lo tanto que sus activos sean inferiores a los percibidos por la microempresa masculina.

El rol impuesto es producto del condicionamiento social, de las fuerzas culturales y de las ideologías patriarcales que ejercen presión para mantener el statu quo (Lomas,2008), estas fuerza opresivas funcionan delimitando el alcance de los roles sexuales, y así su capacidad de realización libre; “La coerción femenina, que es la base explicativa de su carga histórica, puede ser explicado desde el concepto de dominación masculina (Bourdieu, 1998); por medio de la reproducción de un orden social (discursos y actos, insertados dentro de un marco cultural socialmente construido) se funda una visión “falonarcisista” (la supremacía del yo externo masculino, que rechaza lo interno, lo oculto de la mujer dado su conformación fisiológica) que legitima su opresión. “El hombre es un ser particular que se ve como universal, que tiene el monopolio, de hecho y derecho de lo humano, que se halla socialmente facultado para sentirse portador de la forma completa de la condición humana”; por lo tanto, el hombre es la representación de la virtud y el honor, y la mujer representaría lo opuesto de aquello. Es una visión naturalizada, convertido en hecho social por medio del habitus o sistemas de categorías de percepción, pensamiento y acción, que son aprendidas y reproducidas socialmente. Esta “dominación masculina” es intrínseca a la conformación de la sociedad y la función que este le otorga a las mujeres, porque ve al hombre como el único ente capaz de ejercer poder, y por ende de liderazgo, como consecuencia de la externalidad de sus órganos sexuales, abstrayendo hacia la apertura del espacio público, relegando a la mujer sólo a la esfera privada. En contraposición a esto Touraine (2004) afirma que “ el enemigo principal de la mujer no es el hombre dominante, sino la idea de que la vida social y política debe estar separada de la vida privada”, apuntando a un problema de raíz de las concepciones culturales, es decir, es la estructura social en la que yace el problema, la cual es mantenida involuntaria e inconscientemente por la sociedad entera; la conjunción de ambas vertientes sobre el rol femenino, ya sea la dominación masculina o la separación de lo público de lo privado, inciden en la doble exclusión que se da a nivel de microempresa femenina.

Para continuar con el desarrollo de nuestra investigación se ahondara en el concepto de Neoliberalismo, desarrollado en chile y cuáles son sus influencias en el comportamiento del emprendimiento femenino (1), posteriormente, se vislumbra una crítica a la concepción sobre el incentivo a la creación de la microempresa femenina, por dos ámbitos, primero por obviar las barreras de entrada al mercado microempresarial, y segundo por la discriminación subyacente de la oportunidades de emprendimiento en actividades categorizarte al rol tradicional (2).

1. El Neoliberalismo como estructura cultural

Para efectos de la investigación proponemos la problemática adyacente en la conformación de las características del emprendimiento femenino debido al marco cultural neoliberalista, la estructura económica preponderante da la pauta a seguir en el proceso del emprendimiento, y por ende, condiciona el comportamiento de la microempresa, por otro lado , la ideología neoliberal de privatización influye de tal manera en el comportamiento del individuo emprendedor , como del consumidor, que se vuelve determinante del contexto cultural en el cual se desenvuelve la sociedad.

Neoliberalismo, surge de un pensamiento que considera al Estado como un obstáculo para el desarrollo económico y social de las naciones. Se le asigna un papel extremo al mercado por la privatización profunda de la propiedad de los medios de producción. Según este pensamiento neoliberal, el comportamiento económico de un país, debe ser independiente al déficit o movimientos de activos del Estado, y este no debe intervenir en el comportamiento natural del mercado, obstaculizando el desarrollo económico y las creación de empleo a libre demanda de la industria; buscando políticas de empleo que favorezcan el libre albedrio del mercado de trabajo, considerando la fuerza de trabajo como cualquier otra mercancía cuya comercialización debiera ser desregulada ;además se considera que las políticas de protección social garantizadas por el Estado se consideran perniciosas para el desarrollo económico, debido por la injusticia de las políticas redistributivas que impiden la retribución del trabajo realizado por quienes poseen mayor capacidad de ahorro y movilidad de activos (Navarro, 1997).

El programa neoliberal deriva su poder social del poder político y económico de aquellos cuyos intereses expresa: accionistas, operadores financieros, industriales, políticos conservadores y socialdemócratas que han sido convertidos en los subproductos tranquilizantes del laissez faire, altos funcionarios financieros decididos a imponer políticas que buscan su propia extinción, pues, a diferencia de los gerentes de empresas, no corren ningún riesgo de tener que eventualmente pagar las consecuencias (Bourdieu, 1998), es decir, existe un vinculo directo entre las entidades quienes proyectan y manejan la privatización de las diversas áreas de servicio y producción, mediante la creación de políticas y reformas de estas, según la influencias que tengas estas entidades, es la fuerza que proyecta a la sociedad el mecanismo económico, cuyo actuar es propenso a la corrupción y en pos de un interés propio, es decir, una actividad irresponsable, en cuanto las repercusiones de su accionar en el mercado no tienen incidencia directa en estos agentes.

El neoliberalismo tiende como un todo a favorecer la separación de la economía de las realidades sociales y por tanto a la construcción, en la realidad, de un sistema económico que se conforma a su descripción en teoría pura, que es una suerte de máquina lógica que se presenta como una cadena de restricciones que regulan a los agentes económicos (Bourdieu, 1998) en estas restricciones se evidencia la dificultad que enfrentan las microempresas, al ser agentes económicos de bajo poder de mercado, están indefensos al vaivén de las decisiones tomadas por las grandes empresas, por otro lado, con la desvinculación de la economía de la realidad social, se crea una barrera a la microempresa, por su directa relación con la realidad social del individuo, “necesity entrepreunership” el cual por su característica de no “ser capaz” de esperar el contexto idóneo para su idea innovadora, debido a la urgencia del sustento económico, a la vez en la mujer ubicada en el rol tradicional se limitan aun mas las alternativas de emprendimiento, entiéndase por tópicos socialmente aceptados que esta pueda tomar en el mercado.

En la delimitación de la ocupación que se le asigna a la mujer en el mercado, más las tendencias del movimiento continuo del mercado, cuyas decisiones no atañe a las microempresarias, insertan a estas en un ambiente hostil para el ejercicio de “la nueva idea” de negocio, es esta una de las grandes dificultades no palpables por las instituciones que promueven el emprendimiento en la mujer, los desafíos constante de la reactualización, por los cambios del mercado, va mas allá de la cantidad de información obtenida por el nuevo empresario, sino que se sostiene en el apoyo y seguridad de la proyección de su empresa a pesar de las pérdidas [de activos] iniciales y constantes, por lo cual sería necesario adaptar el contexto cultural de la mujer emprendedora y de su propia concepción de su función en la sociedad, “Sí somos capaces de construir otros contextos culturales”, la realidad de la microempresaria sería distinta ,modificando los factores que le asigna el rol tradicional; esta es una tarea de la sociedad en su conjunto, “para beneficio común y no general” (Sanchez & Gomez, 1991), es decir, el beneficio que produce su emprendimiento en el aumento constante del aporte al producto interno bruto, PIB, el cual sería más aun si consigue desarrollar su empresa hacia los niveles superiores, como la pequeña y mediana empresa, hasta la apertura internacional del mercado al cual se dedica, esta proyección, está lejos de ser irreal, bajo la propia ideología del neoliberalismo, pero en la realización de una microempresa esta afirmación no se justifica, debido a las problemáticas ya mencionadas.

En una investigación realizada en Ecuador por Magdalena León Trujillo, se vislumbra el hecho de que las políticas Neoliberales influyen en el trabajo femenino , basándose en las desigualdades y diferencias entre géneros en un contexto de sociedades capitalistas periféricas (ej. Latinoamérica), donde se expresan diferencias en el trabajo, atingente al argumento desarrollado en la investigación, se dice que la mujer reproduce su rol histórico, la economía capitalista le otorga una función a este rol, en pos del modo de producción, el cual es la producción domestica no mercante, reafirmado por Andreé Michel (1983) “ … el capitalismo no puede mantenerse mas que añadiendo a la acumulación resultante de las ganancias obtenidas sobre la producción comercial una acumulación ‘permanente’, que se alimenta de una producción no mercantil. Más aún, la segunda es condición necesaria de la primera: en efecto, es por su producción domestica no mercante por lo que mujeres reproducen la fuerza de trabajo de sus maridos y de sus hijos que éstos pueden vender en el mercado del trabajo”, por la funcionalidad del rol se vuelve necesario que la mujer reproduzca las labores del hogar, para mantener la estructura de la economía preponderante, los cambios culturales como las ’jefas de hogar’ se muestran, bajo esta perspectiva, como una anormalidad en el sistema capitalista, en la actualidad neoliberal, esta segregación y función se mantiene a través de la perpetuación del Rol, a pesar de la ocupación en el mercado laboral, adquiriendo la mujer una doble función.

En este punto en el cual planteamos que la microempresa inserta en un contexto neoliberal, es un mecanismo de la opresión femenina, por preferir y favorecer actividades que se desligan de su rol socialmente impuesto, esto se respalda a través de: las características del emprendimiento en el marco cultural Neoliberal; las dificultades de la microempresa femenina en acceso, desarrollo, y mantención de la empresa; en la inseguridades que adquiere la mujer a través de los mecanismos de mercado; por la dominación y diferenciación de lo público con lo privado que segrega a la mujer de la participación del mundo exterior (acotándolo al plano económico); la apropiación y estratificación del rol socialmente impuesto que es legitimado por la mujer y reproducido históricamente por la sociedad.

2. Critica de la concepción de la microempresa femenina

A pesar de lo afirmado anteriormente algunos autores plantean aportes destinados a mejorar las condiciones con que opera la microempresa femenina. Mayoux (2000) le da importancia al potencial empoderador de la microempresa, como forma de dotar a la mujer de herramientas, ingresos propios y redes de apoyo, que faciliten la salida de los círculos de pobreza en los cuales la mayoría de estas se ven inmersas. Obv imposición

El desarrollo de la actividad empresarial femenina, tal y como lo destacan kanter (1995), Holmquist (1996) y Marshall (1995), puede ser un factor que incida en el acceso a mejores oportunidades y progreso económico futuro, de que estas puedan lograr al largo plazo convertirse en sus propias jefas y de esa manera, esquivar las barreras que les son impuestas por sector formal de la economía. Por lo tanto se hace necesario lograr una compenetración entre la realidad con que opera la mujer, sobre determinada por la normativa el marco cultural y las características particulares de su micro emprendimiento, caracterizados anteriormente. Héller (2010) sostiene que la gran mayoría de los estudios existentes en relación a esta temática solo se enfocan es aspectos referidos a los procesos y las características de la empresa pero no toman en cuenta las del genero, lo particular, lo distintivo, que caracteriza el emprendimiento femenino en oposición al masculino. Por lo tanto, lo determinante en relación a la incorporación de mujeres a actividades productivas depende en gran parte del desarrollo de un entorno apropiado, de estímulos y facilitantes proporcionados desde diversos tipos de instituciones, acceso a la información, crédito, financiamiento, programas que posibiliten atender sus necesidades prácticas y estratégicas, estimulando fuertemente la asociatividad como forma de superar el carácter de subsistencia que caracteriza al micro emprendimiento femenino

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